23 Agosto 2017
En Quito, diez guerrilleros negocian con el gobierno colombiano las condiciones para dejar las armas como ya lo hicieron las FARC. “Vinimos a buscar una salida política”, señala en diálogo con Página/12 el comandante Beltrán.
La entrevista es de Katalina Vásquez Guzmán, publicada por Página/12, 22-08-2017.
Una veintena de rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) integran la Delegación que negocian la paz desde el pasado mes de febrero en Quito, Ecuador. Diez “elenos” negocian con el gobierno de Juan Manuel Santos las condiciones para dejar las armas y transitar la vida civil como partido político, tal como lo están haciendo ahora las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero no es lo único. “Vinimos acá a buscar una salida política. Hay una agenda para discutir y lograr acuerdos con dos objetivos: Lograr unas transformaciones en Colombia y ponerle fin al conflicto armado”, le dice a Página/12 Israel Ramírez Pineda conocido como “Pablo Beltrán”. El jefe del equipo negociador de la guerrilla compartió con este diario durante el Encuentro Internacional de la Federación Internacional de Prensa de los Pueblos (Fipu) en la capital ecuatoriana. El señor lleva más de la mitad de su vida en la guerra. Ahora dirige la Delegación de Paz de la agrupación que se alzó en armas hace 53 años. Aunque las autoridades ni el mismo ejército ilegal dan información sobre el número de combatientes del ELN, se calcula que sean unos 3 mil sin contar los milicianos.
Más de mil y menos de diez mil, dice un integrante de esa guerrilla que hace presencia en Arauca, Chocó, Catatumbo, Antioquia, la frontera con Panamá y Venezuela, con células urbanas en algunas capitales como Bogotá, donde en febrero de este año realizaron un atentado con explosivos en cercanías a La Macarena dejando dos policías asesinados. En la capital colombiana también se dio a mediados del año un atentado cuya autoría esta guerrilla negó. En el centro comercial Andino tres mujeres resultaron muertas al explotar un baño. El ELN dice que no tiene nada que ver con el Movimiento que las autoridades señalan de responsable. Sea en las ciudades o en los campos, las víctimas, organizaciones sociales y defensores de Derechos Humanos claman por el pronto fin de la guerra también con el ELN. La paz no será completa sin esta guerrilla que nació de la revolución cubana.
Sus delegados de paz andan en grupo por las calles de Quito con la seguridad del gobierno de Lenín Moreno; atienden una agenda de entrevistas y conversaciones en los escasos tiempos libres que les deja la negociación; y se concentran especialmente en pactar el silencio de las armas. Uno temporal y bilateral.
“Estamos tratando de pactar muy pronto un cese de fuego”, le cuenta a este diario Pablo Beltrán en una entrevista donde explica cómo la segunda guerrilla más importante de Colombia está revisándose, dándose a conocer y tomando decisiones, primero a nivel interno, sobre el futuro de su organización en esta coyuntura histórica en Colombia. Acaba de terminar la guerra con las FARC.
Este Proceso de Paz, aclara el ELN con insistencia, es otro, esta guerrilla es otra, en consecuencia los ritmos y temas también son otros, sin dejar de recoger lo positivo de la experiencia de La Habana y haciendo seguimiento a los aciertos y desaciertos del Acuerdo Final y la implementación. El número dos del ELN y otros comandantes hacen parte de la comisión para pactar los alivios humanitarios, numeral 5 de la agenda definida. En este tema se redoblan los esfuerzos para pactar un cese bilateral ad portas de la llegada del papa Francisco a Colombia en inicios de septiembre.
Página/12 dialogó con el comandante Pablo Beltrán también sobre temas que le preocupan al ELN y son puestos en la mesa como una de las solicitudes para pactar un alto el fuego. Uno de ellos es el paramilitarismo y el creciente asesinato a líderes sociales en el país en medio de una no muy positiva implementación del Acuerdo con FARC. Sacar la violencia de la política es el gran objetivo de esta conversación al igual que en el Proceso de Paz que ya está en marcha, por eso, aunque estas sean unas conversaciones diferentes, la salida política a la guerra con el ELN es indispensable para consolidar las transformaciones sociales y profundización de la democracia ya pactadas en el Acuerdo de Paz.
Esta semana dos soldados resultaron heridos en un ataque del ELN a un vehículo de contratistas civiles que el Ejército protegía en Arauca. ¿Hasta cuándo? ¿Estamos lejos del cese de fuego?
A eso vinimos acá. En el sentido amplio de la agenda de estos Diálogos los avances han sido incipientes. Llevamos apenas 7 meses. Pero si se mira desde el punto de vista de pactar un cese bilateral, vamos bien. En ELN llegamos a un consenso interno histórico sobre la necesidad de parar la guerra. Es la primera vez que en el ELN vamos a hacer un pacto de esta clase. Eso es una buena noticia. Por primera vez va a haber un cese bilateral al fuego de carácter temporal.
¿Y si no es bilateral? Han dicho en el Encuentro que el cese bilateral es una proyección, todavía no se ponen de acuerdo con el gobierno.
Hasta el último minuto vamos a hacer esfuerzos para que cada una de las partes rebaje el conflicto. No hacemos nada si uno de los dos hace esfuerzos en rebajar el conflicto y otro no.
¿Les preocupa silenciar o dejar las armas en medio de los ataques a líderes sociales y el asesinato de ex combatientes de FARC?
Muchísimo. El punto cinco de la agenda nuestra dice: vamos a sacar la violencia de la política. Hasta ahora eso es teoría. No hemos llegado allá. Es terrible. En el día a día hasta julio iban 56 líderes asesinados. En diciembre de este año, si seguimos así, tendremos más de un centenar de víctimas. Nunca en Colombia habíamos tenido esa cantidad de asesinatos de líderes. La matanza ha crecido en un 31%.
¿Qué mensaje da eso? Que todo el que se pone a hacer lucha en la legalidad, vea la suerte que corre. El año pasado Colombia ocupó el segundo puesto mundial en el asesinato de líderes medioambientales. Por ejemplo, ¿porqué mataron a una dirigente Wayuú en La Guajira? Porque se oponía a todo lo de Cerrejón. Allá dejaron ese pueblo sin agua. Entonces claro: El uso de la violencia para acallar al que protesta ha sido una característica de este régimen, y eso es justo lo que nosotros estamos señalando. Lo que pedimos es sacar la violencia de la política.
Entonces todos dicen listo: que la guerrilla deje las armas para acceder al poder. Pero nosotros decimos: Dejen de usar ustedes la violencia para mantenerse en el poder. Es que somos dos. No es un solo actor en este conflicto.
También estamos pidiendo que no maten a los de las FARC. La semana que terminó esa guerrilla culminó su desarme, cumple con su parte del Acuerdo, y son asesinados tres de sus integrantes. Además, le pedimos al gobierno compromisos para acabar con el paramilitarismo.
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“Vamos a pactar un cese de fuego bilateral” - Instituto Humanitas Unisinos - IHU