09 Fevereiro 2017
Tras una historia accidentada de fórmulas e intentos de “hacer política”, en el Acuerdo de La Habana se adoptaron garantías y mecanismos para que esta guerrilla se incorpore de lleno al juego de la política. Y esta vez se trata del paso definitivo.
El reportaje es de Álvaro Villarraga, publicado por Razon Publica, 30-01-2017
El tránsito de las FARC a la política será la consecuencia más significativa del Acuerdo de paz en La Habana. Pero el partido que surja de esta guerrilla enfrentará dilemas y retos importantes:
Las guerrillas colombianas siempre han alegado el carácter político de sus levantamientos en armas y de sus proyectos revolucionarios. El alzamiento de las FARC desde finales de los años 1940 hasta finales de los 1980 estuvo marcado por la influencia del Partido Comunista de Colombia (PCC). El programa inicial de la guerrilla sobre reforma agraria se ligó entonces con las demandas de apertura del sistema político, y su estrategia pasó de la de autodefensa de las comunidades agrarias a la “combinación de las formas de lucha” desde los años 1970.
El pacto de La Uribe en 1984 con el gobierno Betancur implicó una fórmula de tránsito a la política legal. En consecuencia, las FARC promovieron y lideraron la Unión Patriótica (UP) en 1985, un partido con amplio respaldo popular en varias zonas de conflicto. Con la UP se buscaba el tránsito progresivo de los guerrilleros que fueran siendo amnistiados, facilitado por una tregua bilateral por un “período de prueba” de dos años.
Pero el experimento fracasó porque no se aplicaron las reformas pactadas, la Fuerza Pública no acató el cese del fuego y la UP fue objeto de ataques sistemáticos desde 1986. Al año siguiente el pacto se rompió formalmente, las FARC retornaron a las hostilidades y la UP fue señalada por sus nexos con la guerrilla y aniquilada por grupos paramilitares acompañados por la Fuerza Pública.
Al comienzo de los 90 las FARC rompieron con el PCC y consolidaron un importante despliegue militar en distintas regiones. Aunque su prioridad era el Plan Estratégico para la toma del poder, su proyecto político tuvo los siguientes elementos:
Tales proyectos políticos fueron redes clandestinas adscritas a la guerrilla, con inserción en algunos sectores sociales. Simultáneamente, las FARC expidieron tres leyes: sobre reforma agraria, sobre tributación y sobre corrupción administrativa, que fueron en parte aplicadas en zonas que tenían bajo su control.
Los acuerdos de La Habana en materia política
La experiencia de más de cinco años de conversaciones entre el gobierno y las FARC fue un muy fecundo ejercicio de intercambio y construcción política entre las partes, a la vez que un nutrido foro de consulta, asesorías y reuniones de trabajo con expertos en cada uno de los asuntos tratados.
Sin duda este proceso ofreció una oportunidad de aprendizaje, actualización y desarrollo político para las FARC, que se ha visto reflejado en la evolución de sus posiciones. Además implicó el paso de la mentalidad de la guerra a una actitud más abierta a la concertación, el consenso y la búsqueda de soluciones incluyentes.
El punto 2 del Acuerdo Final contiene compromisos precisos sobre derechos y garantías para el ejercicio de la política, tanto para los partidos como para las organizaciones sociales en las zonas donde el conflicto armado tuvo mayor incidencia.
Se conformó un Sistema Integral de Seguridad con desarrollo normativo, institucional y formas de seguimiento, se dieron garantías para la participación, la movilización social y la protesta, y se anunciaron medidas expresas para evitar la reproducción de la violencia política y la actuación de las organizaciones “herederas del paramilitarismo”. Asimismo se adoptaron medidas para lograr:
El punto 3 del Acuerdo define los términos de la reincorporación política de las FARC, ofreciéndole “las garantías necesarias” “tras la firma del Acuerdo Final y la dejación de las armas”. El partido o movimiento resultante tendrá registro del Consejo Nacional Electoral, inscribirá programa y directivas y será objeto de apoyo y financiamiento estatales.
Su representación inicial constará de tres vocerías en Senado y tres en la Cámara para participar en los debates sobre iniciativas legales referentes a la implementación del Acuerdo de paz. Igualmente, tendrá una base asegurada de cinco curules en el Senado y cinco en la Cámara durante dos períodos, que podrá aumentar según el resultado electoral que obtenga. Adicionalmente se incluye un compromiso para que el gobierno y las FARC convoquen un amplio pacto político nacional para garantizar la paz.
La guerra llevó a un nivel de criminalización extrema de la guerrilla, que los llevó hasta olvidar su carácter político y referir unilateralmente los costos de su actuación desestimando los del Estado y el paramilitarismo.Tras una guerra prolongada y más de una década de discurso antiterrorista y ofensiva militar contra las FARC, son muy intensas las resistencias creadas entre sectores de la sociedad y de la opinión colombiana. En esta resistencia se conjugan dos circunstancias:
Sin embargo, se pueden señalar dos elementos favorables al surgimiento del proyecto político de las FARC:
El primer paso hacia la vida política de las FARC ha sido el nombramiento de seis delegados en el Congreso.
El Consejo Nacional Electoral le concedió registro a Voces de Paz, la agrupación que designó a estos voceros, y hoy se tramita la reforma de la Ley 5 de 1992 para ofrecerle garantías de funcionamiento a tales vocerías. Simultáneamente, las FARC anunciaron para mayo de 2017 el congreso fundacional de su partido político, el cual adoptará un programa y elegirá unas directivas. Esta fecha coincidirá con la dejación de las armas.
El partido creado por las FARC tendrá su norte en la aplicación del Acuerdo y la construcción de la paz, e impulsará temas como las garantías efectivas, los derechos sociales, la lucha contra la corrupción y la atención a los problemas regionales.
Y ante quienes buscan prolongar el discurso de la guerra, los voceros en el Congreso ya se han pronunciado: “Al Centro Democrático les decimos que su discurso de guerra anuncia que va a quedar como un solo recuerdo de la historia de la violencia en Colombia. No me explico cuál será su discurso cuando la insurgencia se transforme en partido, con el apoyo de los colombianos, y vengan a este recinto en su representación”.
Por último, la inexistencia de la guerrilla de las FARC creará una nueva situación política donde será posible retomar los temas fundamentales de la agenda nacional, por tanto tiempo olvidados a causa de la guerra. Como dijo Patricia Lara: “Ahora que las FARC no existen como grupo armado y no monopolizan la atención de los medios, nos enfrentamos a nuestra realidad, esa que siempre ha estado ahí pero que antes no quisiéramos ver porque teníamos a un malo al cual echarle la culpa de toda nuestra escoria: las FARC”.
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¿Cómo va el tránsito de las FARC a la política? - Instituto Humanitas Unisinos - IHU