24 Junho 2016
“Frases como ‘pero ella hizo por merecer’ son extremamente peligrosas”, advierte la socióloga.
“Es de extrema importancia que las mujeres estén hablando en cultura del estupro”, porque están denunciando que “no se trata de un caso horrible de un estupro individual, sino de una cultura que favorece el estupro”, dice Jacqueline Pitangy a IHU On-Line. En su evaluación, será un avance salir “del horror individual para que entendamos que existen elementos en nuestra sociedad, en nuestra cultura, en nuestras instituciones y en la forma como las comunidades son dominadas por traficantes, que incitan ese dominio sobre las mujeres, esa pose del cuerpo de las mujeres, esa violencia que se hace a través de ese dominio de lo masculino sobre la mujer.”
Integrante de la ONG Ciudadanía, Estudio, Investigación, Información y Acción – CEPIA, que actúa en algunas favelas de Río de Janeiro, la socióloga puntúa que el análisis de la relación entre niñas jóvenes, mujeres y traficantes es bastante compleja, porque la dominación y la “conquista” de ellas ocurren también “a través del placer y del afecto.” “La situación es más compleja de que violar, estuprar una chica, o sea, es una ‘conquista’ que se da entre el traficante y la chica, pero en un tipo de relación que está impregnada de desigualdades de poder y de dominio. Pero no hay solamente dolor y horror en esta situación, porque algunas chicas sienten placer en estas relaciones en la medida en que les gusta ostentar que son poderosas porque están con un tipo poderoso, pero al mismo tiempo las chicas son muy vulnerables porque estos relacionamientos son muy duros”, señala.
En la entrevista a continuación, Jacqueline Pitanguy también comenta la situación de los “refugiados invisibles”, aquellas personas que son obligadas a dejar la favela por causa del tráfico, y hace un breve análisis de la actuación de las Unidades de Policía Pacificadoras – UPPs en las favelas y en el combate a la violencia contra las mujeres. “Con la ocupación del territorio por las UPPs, sobre todo en las regiones en que las UPPs funcionaron bien y fueron, inclusive, comandadas por mujeres, hubo durante un cierto período una política de pacificación en que la libertad de ir y venir fue siendo procesada. Existen estudios que indican en estos momentos un aumento de los registros de violencia doméstica y de violencia sexual en las instancias policiales”, informa.
Jacqueline Pitanguy es socióloga y ex profesora de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro – PUC Rio y de la Universidad de Rutgers, New Jersey, EUA. Fue presidente del Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer – CNDM y en 1990 fundó la CEPIA – Ciudadanía, Estudios, Información y Acción, una organización no gubernamental con sede en Río de Janeiro, de la cual es coordinadora ejecutiva. Integra en calidad de notorio conocimiento, el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer.
La entrevista es de Patricia Fachin e Leslie Chaves | Traducción de Juan Luis Hermida.
Lea aquí parte de la entrevista.
IHU On-Line – ¿En general, cuál es el perfil de los “refugiados invisibles” dentro de las grandes ciudades? ¿Cómo ese proceso vine desarrollándose?
Jacqueline Pitanguy – Lo que sucede es que desde el momento en que las favelas pasaron a ser ocupada por la fuerza armada, que no es una ocupación militar, pero armada por el tráfico, esas fracciones pasaron a adoptar una estrategia de conquista, de dominio del territorio y de defensa y protección de aquel territorio. En este sentido, el tráfico pasó a ocupar puntos estratégicos en las favelas. Voy a dar un ejemplo vivido por mí y por mi familia, porque vivíamos en Río de Janeiro, en lo alto de una cuesta al lado de una comunidad que fue ocupada por el tráfico alrededor de 1995, cuando comenzó ese proceso de ocupar las favelas de Río de Janeiro.
Un albañil llamado Antonio, que había trabajado en la construcción de mi casa y con el cual iniciamos una amistad, tenía dos hijas y vivía en esta comunidad, en una casa construida bien en lo alto, con una vista amplia. Cuando los traficantes ocuparon la favela, ordenaron que él saliera de su casa rápidamente, porque no sólo su casa sería tomada, sino que también sus hijas, una adolecente y otra pre adolecente, serían tomadas por el tráfico en el caso que él no saliera. En esa situación, él se transformó en un refugiado de guerra; no hay otra denominación para esa situación en que él tuvo que abandonar su casa y salir con sus dos hijas, porque él no tuvo la menor condición de oponerse al tráfico.
Existen millares de Antonios por ahí, refugiados que no tienen el menor apoyo institucional, que no reciben apoyo de la sociedad y que, sin embargo, llevan en sí todas las condiciones de un refugiado: son expulsos de su local de vivienda por un enemigo armado y son obligados a salir y a buscar refugio en otro lugar. Entonces, esa es una tragedia que sucede en Río de Janeiro, la cual es poco tratada.
IHU On-Line - ¿Hay informaciones sobre las condiciones de vida de esos “refugiados invisibles” después de su migración para otros lugares?
Jacqueline Pitanguy – Creo que no existe ningún tipo de acompañamiento o cuidado con estas personas, porque eso sucede individualmente. Ese caso que relate tiene que ver con el local de vivienda de Antonio, que era en un punto alto de la colina y de donde había una vista estratégica importante. No creo que sea una política del traficante la de llegar en la comunidad y desalojar a los residentes individualmente, pero algunos son escogidos por causa de las estrategias que el tráfico adopta. Debe haber una cartografía de los espacios que serían considerados importantes en ese territorio. Entonces en vez de ocurrir una acción masiva, que llame la atención, que pide un apoyo institucional, lo que sucede es una situación en que las personas huyen de sus locales de vivienda. Esas personas, por su vez, buscan soluciones individuales, y no institucionales. Es inimaginable que alguien piense en llamar a la policía.
IHU On-Line – De acuerdo con los datos de la ONG CEPIA – Ciudadanía, Estudio, Investigación y Acción, la violencia y la acción del tráfico están entre las principales motivaciones que llevan a esos “refugiados invisibles” a salir de sus locales de origen. En ese proceso, más allá de los bienes materiales, el cuerpo de las chicas también ha sido reclamado por los traficantes. ¿De qué modo eso ha sucedido? ¿Qué perfil tienen esas chicas?
Jacqueline Pitanguy - Por eso que Antonio – el caso que relate – salió de la favela llevando sus dos hijas, porque no podía aceptar que eso continuase, una vez que él tenía la seguridad de que, dada la manera como los traficantes miraron para las niñas, precisaba desaparecer con ellas en el mismo momento, porque existe el dominio sexual de las mujeres. Es una situación bastante compleja.
En lo referente al relacionamiento del poder del tráfico con las mujeres, hay una situación claramente de dominio, en que se “conquistan” y dominan las chicas de una forma brutal, porque ellas pasan a ser jóvenes que sirven al tráfico, al traficante. Ellas son elegidas - por lo general las que ellos consideran como las más bonitas – muy jóvenes y pasan a ser “sus chicas”, o sea pasan a ser propiedad de ellos en el sentido concreto de que reciben regalos, pasean en buenas motos, van a los bailes funks e reciben joyas, en fin, ellas reciben bienes materiales que el habitante de la comunidad no tiene como dar y así ostentan ser las mujeres de los poderosos.
Al mismo tiempo eso no se refleja, en ningún momento, en transferencia de poder para ellas, porque son dominadas por los traficantes, no pueden hacer una serie de cosas y hay el establecimiento de una seria de reglas patriarcales. Si de un lado, para la comunidad ellas son o se sienten poderosas por transitar en el ámbito de poder, de otro, son privadas de cualquier autonomía en el sentido de elección, tienen poco poder e inclusive, viven situaciones de peligro. La prensa a veces da noticias de casos en que las chicas fueron castigadas o hasta muertas porque traicionaron el jefe, por ejemplo. Entonces hay una regla de fidelidad que es muy brutal.
Se trata de una situación muy compleja, porque ahí se entra en un terreno de las relaciones afectivas y sexuales, y las reglas de dominio también se dan a través del placer y del afecto. Entonces, la situación es más compleja de que violar, estuprar una chica, o sea, es una “conquista” que se da entre el traficante y la joven, pero en un tipo de relación que es impregnada de desigualdades de poder y de dominio. Pero no existe solamente dolor y horror en esa situación, porque algunas chicas sienten placer en estas relaciones en la medida en que les gusta ostentar que son poderosas porque están con un tipo poderoso, más al mismo tiempo las chicas son muy vulnerables porque esos relacionamientos son muy duros.
• La entrevista completa, en portugués, puede ser leída a continuación
FECHAR
Comunicar erro.
Comunique à redação erros de português, de informação ou técnicos encontrados nesta página:
De la “conquista” a la violencia: la compleja situación de violencia y la cultura del estupro en el Brasil. Entrevista con Jacqueline Pitanguy (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU