17 Janeiro 2020
Jaime Restrepo López. Colombia, †1988
Sacerdote, mártir de la causa de los pobres. Colombia.
Sacerdote de 44 años, párroco de San José de Nus, Antioquia, asesinado frente a la iglesia de tres tiros, que un hombre le dispara a quemarropa.
Jaime nace en la misma provincia y, una vez bachiller, ingresa al seminario de Medellín. Ya entonces demuestra una aguda visión social del Evangelio. Ordenado sacerdote en 1971, es designado párroco en Cristales. Allí funda el Liceo, el Hogar Juvenil Campesino y recorre todas las veredas de la parroquia. Y lo que era un pueblo abandonado se transforma en una comunidad de fe y solidaridad.
Después de ocho años, es trasladado a La Loma, donde es amenazado de muerte. En 1980, su obispo lo envía a Roma para estudiar filosofía. A su regreso, es nombrado profesor en la Universidad Pontificia, mientras ejerce su tarea pastoral en un barrio de Medellín. Después consigue autorización para realizar una experiencia en la vereda El Jardín: seis meses trabajando como campesino, rezando y estudiando. Una vivencia profunda, que lo confirma en su vocación de ser pobre entre los pobres. Jaime ya no vuelve a la universidad, donde deja un surco inconmensurable por su rigor científico, su testimonio personal y su fe en los valores del Reino.
Destinado a San José de Nus, Jaime expone al obispo el peligro que allí corre su vida. "Váyase, y si se pone muy mal la cosa, me llamas", le dice el obispo. Pero no le dan tiempo. Su martirio ya se ha consumado.
Sus amigos hacen una semblanza de Jaime: "Fue un profeta encarnado en su pueblo pobre... Un profeta educador: que enseñaba y aprendía de los campesinos, de los jóvenes... Fue un testigo de Jesús, de los que van cambiando la historia por su entrega, su generosidad, su compañerismo...".
Enterada del martirio de Jaime, la gente de San José de Nus, de Maceo, de Cristales sale a las calles, no duerme toda la noche. Quiere celebrar la eucaristía en cada una de su iglesias, ante el cuerpo de Jaime. Lo acompañan hasta Medellín. Allí el cardenal quiere que el cortejo se haga lo más rápido posible.
En Jaime se cumple lo que había dicho tantas veces: "Si queremos vivir para siempre, debemos entregar para siempre nuestra vida"