04 Julho 2016
“Los indígenas ocupan hoy, sin ningún tipo de litigio judicial pendiente o amenaza, las mismas 30 mil hectáreas que ocupaban en 2012. Por lo tanto, el cuadro de resolución que se esperaba de esta cuestión no avanzó”, afirma el procurador del Ministerio Publico Federal de Mato Grosso do Sul.
Foto: www.douradosagora.com.br |
Los conflictos por la tierra implicando indios Guarani-Kaiowá y productores rurales en Caarapó, en Mato Grosso do Sul, en el último mes de junio, demuestran que hay una “negación de la realidad”, que está en el origen de los impases entre las comunidades indígenas, la sociedad civil y el Estado brasileño, que no reconocen los indios como integrantes de la sociedad, dice Marco Antonio Delfino de Almeida a IHU On-Line, en la entrevista que sigue, concedida por teléfono.
De acuerdo con el procurador del Ministerio Público Federal de Mato Grosso do Sul, que actúa en la región y acompaña la situación de las comunidades indígenas en el Estado desde 2008, “hoy el cuadro de conflictos es mucho peor qué hace 8 años”, y en el reciente conflicto en el municipio de Caarapó, “lo que hubo, efectivamente, fue un ataque a la población civil desarmada. Y, es más, fueron dados algunos tiros por la espalda, lo que demuestra que había una intención deliberada de matar esas personas”, afirma.
Dada la situación actual, el advierte qué “lo que tenemos que valorar es si, efectivamente, todo este movimiento de negación de derechos y cambios en la legislación está contribuyendo a una resolución o un agravamiento de la situación. (...) Lamentablemente, lo que está dado es un cuadro de inseguridad colectiva no solo de indígenas, sino también de productores rurales”. Almeida afirma además que el hecho que los indígenas hayan reivindicado otros derechos “no quita que ellos deban tener acceso a la tierra”. El recuerda también que “la tierra qué es devuelta a las comunidades indígenas no es aquella que tenían anteriormente, o sea, es una tierra muy degradada. Pero cuando se les da la tierra, el Estado simplemente se lava las manos y dice que cumplió su papel”. Con todo, advierte, es necesario pensar en el día siguiente, porque “ellos son colocados en un área que no tiene recursos naturales, sin recursos financieros, entonces son comunidades vulnerables que terminan siendo regenteadas por vecinos y pasan por un proceso nefasto de arrendamiento, de precarización de relaciones del trabajo, o sea, viven un escenario que no es diferente al que tenían antes. Pero el Estado tiene que garantizar el “day after” porque, de lo contrario, quedará perpetuando prejuicios”.
En la entrevista que sigue Delfino comenta la actual situación de las comunidades indígenas en el estado y reflexiona sobre la manera de garantizar que la Constitución y la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo - OIT sean cumplidas, cómo determina la ley.
Marco Antonio Delfino de Almeida (foto) es procurador del Ministerio Público Federal de Mato Grosso do Sul, graduado en Ciencias Jurídicas en el Centro Universitário de Campo Grande – Unaes y Master en Antropología por la Universidade Federal da Grande Dourados.
La entrevista es de Patricia Fachin | Traducción de Mariana Szájbély.
Lea aquí parte de la entrevista.
Imagem:linhaslivres.wordpress.com |
IHU On-Line - En la entrevista que nos concedió, en 2012, usted mencionó qué 40.000 indígenas ocupaban una superficie del 0,1% del territorio de Mato Grosso do Sul, cerca de 30.000 hectáreas. ¿Cuál es la situación hoy y que ha sucedido en relación a los indígenas en estos últimos cuatro años?
Marco Antonio Delfino de Almeida - Lamentablemente, el cambio ha sido muy pequeño. Hubo un aumento de la población de la comunidad indígena y, solamente en Dourados, hubo un crecimiento de 400 personas por año. En términos de tierra, hubo un avance para los guaraní-kaiowá en relación a la tierra de Ibicatu, la cual ocupan integralmente y tiene cerca de 7.000 hectáreas, y en relación a la tierra de Ñande Ru Marangatu, la cual tiene en torno a 9-10.000 hectáreas, pero la comunidad ocupa parte de ella. Entonces, estos aumentos están mucho más ligados a una relación de conflicto qué derivados de un proceso administrativo de concesión o autorización judicial.
El dato más complicado en este proceso es que, aunque la ocupación de esas tierras haya ocurrido, ella está bajo la conducción suspensiva del Supremo Tribunal Federal, porque la demarcación está basada en una decisión del Supremo. Por lo tanto, desde el punto de vista de “posesión mansa y pacífica”, no hubo alteración; los indígenas ocupan hoy, sin ningún litigio judicial pendiente o amenaza, las mismas 30.000 hectáreas que ocupaban en 2012. Por lo tanto, el cuadro de resolución que se esperaba de esta cuestión no avanzó.
IHU On-Line - ¿Cuántas comunidades indígenas existen en Mato Grosso do Sul y cuáles son las que más enfrentan situaciones de conflicto? ¿Puede darnos un panorama de la situación de esas comunidades?
Marco Antonio Delfino de Almeida - Históricamente, existen 8 reservas que fueron creadas en la época del SPI (Servicio de Protección a los Indios), y, en paralelo, otras tierras indígenas fueron identificadas posteriormente. En términos concretos, puedo decir que la última tierra indígena homologada, la cual los indígenas ocupan plenamente, es la tierra de Panambizinho, homologada en 2005. En 2007, hubo una decisión judicial y los indígenas pasaron a ocupar integralmente el área Sucurui. Después, en 2013, la decisión del ministro Joaquim Barbosa permitió también la posesión integral de los indígenas del área Ibicatu. Recientemente, en 2015, fue homologada la decisión de la posesión plena del área Ñande Ru Marangatu. Pero, cómo dije, las decisiones de 2007, 2013 y 2015 eventualmente, no son definitivas. La única decisión qué entendemos tiene un grado de definición es la de 2005, donde los indios permanecen en el área sin ninguna amenaza significativa a la posesión plena de sus tierras.
Negación de la realidad
Dentro de este cuadro, algunos datos necesitan ser mostrados. Uno de ellos es la causa del conflicto, que tiene origen en la negación de la realidad. En términos prácticos, hoy, el cuadro de conflictos es mucho peor qué hace 8 años. Entonces, lo que tenemos que valorar es si, efectivamente, todo este movimiento de negación de derechos y de cambios en la legislación está contribuyendo a una resolución o a un agravamiento de la situación. Este es un dato que tiene que ser evidenciado: ¿hasta qué punto las decisiones judiciales y las iniciativas legislativas contribuyen no para una resolución, más efectivamente para una provocación y un agravamiento de las tensiones? Lamentablemente, lo que se ve es un cuadro de inseguridad colectiva no solamente de los indígenas, sino también de los productores rurales.
Explotación indígena en Mato Grosso do Sul
La realidad económica de Mato Grosso do Sul estuvo basada en la mano de obra indígena. Inicialmente por el proceso de la compañía Matte Laranjeira, con la extracción de mate, la cual era realizada con mano de obra indígena, mano de obra esa que, la mayor parte de las veces, residía dentro de las propias haciendas, lo que facilitaba el proceso de extracción. Posteriormente, los indígenas actuaron de una forma intensiva en la apertura de las haciendas – se dice con ese nombre muy bonito de “apertura de las haciendas”, cuándo en verdad se trata de talar el monte. En la década del ’60, ‘70, los indígenas eran como “tractores humanos”, y eso es doblemente nefasto porque ellos contribuyeron directamente al desmantelamiento de sus propios territorios. El Tonico Benites [Ava Guarani], qué es un antropólogo, dijo que trabajó en las haciendas en el talado de monte, así como varios otros indígenas hablaron que de alguna forma contribuyeron para que su propio territorio fuera ocupado por las haciendas. Posteriormente vinieron a trabajar en la industria de la caña de azúcar, dónde, mayoritariamente la mano de obra era indígena y casi esclava. Familias enteras se trasladaban para estos emprendimientos de la caña de azúcar, sin ningún tipo de derecho del trabajo. Para tener una idea, en 1999 hubo un acuerdo con el Ministerio de Trabajo para que se les concediera la cartera de Trabajo - no estamos hablando de 1899, sino de 1999.
Es interesante, en este proceso de negación de la realidad, que, difícilmente, usted encontrará una persona en Mato Grosso do Sul, con más de 50 años de edad, hacendado, que no haya utilizado, en algún momento, mano de obra indígena en su hacienda, que no haya regenteado tropas de indios para trabajar en algún aspecto de su actividad productiva. Ahora, son esas mismas personas que niegan la existencia de esos indígenas. Mientras ellos fueron útiles, eran considerados personas, pero a partir del momento en que pasaron a reivindicar sus derechos, pasaron hacer invisibilizados. Cuándo se tenían que abrir haciendas, las personas iban a buscar a los indios dentro de las reservas, cuando las industrias precisaban de mano de obra esclava para trabajar en la producción de alcohol, ellas sabían exactamente la dirección de las comunidades indígenas. Entonces, ¿cómo ahora los indios no existen o son indios traídos del Paraguay? Este proceso de negación de la realidad contribuye para la provocación del conflicto.
• La entrevista completa, en portugués, puede ser leída a continuación
FECHAR
Comunicar erro.
Comunique à redação erros de português, de informação ou técnicos encontrados nesta página:
¿Que tiene para decir la sociedad de Mato Grosso do Sul a los indígenas que fueron explotados durante su desarrollo? Entrevista con Marco Antonio Delfino de Almeida (IHU/Adital) - Instituto Humanitas Unisinos - IHU