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31 Dezembro 2020

Mauren Courtney y Teresa Rosales. Nicaragua, †1990.

Religiosas de la congregación de Santa Inés asesinadas en Nicaragua en acto de servicio pastoral, por la "contra", en Ojo de Agua, Bluefields.

 

Maureen, norteamericana de 45 años, hace doce que trabaja entre los miskitos como enfermera y en pequeñas cooperativas. Teresa es miskita nicaragüense, tiene 24 años y lleva cinco de religiosa. "Maureen, sencilla, entregada, habla perfectamente el miskito. Ecuménica por convicción, habla de la religiosidad de su pueblo, sea católico o moravo. Cuenta de las dificultades de la única clínica, sin médico ni medicinas. Nos pidió que compartiéramos con las Iglesias de Estados Unidos el sufrimiento de las comunidades miskitas", relata el pastor Gary Campbell, de la Iglesia presbiteriana, después de hablar con ella. De Teresa, la prensa dice poco. Sí se sabe que no necesita asumir la realidad de dolor y muerte: nace con ellos, sólo que ahora comprende que la entrega al hermano significa seguir al Maestro, Jesús, quizá hasta el Calvario.

Aquel atardecer, en una camioneta conducida por Maureen, viajan Teresa, la hermana Francisca Colomer y el obispo auxiliar, Pablo Schmitz, hacia Puerto Cabezas, para una reunión de pastoral. En el camino entre Siuna y Rosita, son emboscados con granadas y armas de grueso calibre. Maureen y Teresa mueren al instante. Francisca y el obispo Pablo quedan heridos gravemente. Los vecinos escuchan los disparos y la explosión y alertan al ejército sandinista, que recoge cadáveres y heridos. Ante el sacrificio de sus hermanas, las religiosas de Bluefields renuevan su compromiso de mayor fidelidad al Señor y al pueblo, mientras Maureen y Teresa entran a la casa del Padre.

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