06 Janeiro 2020
Augusto María y Augusto Conte. Argentina, †1981.
Militantes, mártires de la solidaridad y de la causa de los derechos humanos en Argentina.
Augusto María, el mayor de cinco hermanos de ese hogar cristiano que formaron Augusto y Laura, tiene 21 años y está en tercer año de la carrera de Economía cuando desaparece de la Base Naval de Punta Indio, provincia de Buenos Aires, donde cumple el servicio militar. Es alto, de ojos verdosos y gestos de una ternura excepcional para su familia, sus amigos, para los ancianos de la obra social de jubilados, donde trabaja, y para sus compañeros de militancia. Los conscriptos de la base acaban de elegirlo "mejor compañero" de su promoción pocos días antes de su desaparición, ocurrida entre el 7 y el 11 de julio de 1976.
Augusto María integra esa generación juvenil que, a partir del Evangelio que aprenden en brazos de sus padres y en el colegio religioso, decide seguir los pasos de Jesús. Que significa servir a los pobres, a los marginados de la historia, hasta las últimas consecuencias.
Convencido de que para ser eficaz debe comprometerse también políticamente, lo hace dentro de la Juventud Peronista -a la izquierda del movimiento peronista- donde confluyen jóvenes cristianos, judíos, marxistas, con el ideal común de cambios profundos y definitivos en la sociedad argentina. El trabajo político de concientización va siempre unido a un trabajo barrial concreto. Augusto María lo hace en la villa miseria del Bajo Belgrano.
Augusto, su padre, es un abogado, dirigente e ideólogo de la Democracia Cristiana durante toda su vida. La relación con su hijo mayor es entrañable. Las lecturas, charlas y actitudes en familia son las de un cristianismo humanista, abierto a América latina y al mundo. Se discute, pero luego se respetan las decisiones.
La desaparición de Augusto María, marca a toda la familia, pero especialmente a Augusto. Que se compromete cada día más en la causa de los derechos humanos: funda, con Emilio Mignone, el Centro de Estudios Legales y Sociales -CELS-, un organismo de defensa de los derechos humanos, en plena dictadura.
Conseguida la democracia en 1983, Augusto se presenta como candidato a diputado por los Derechos Humanos, siempre dentro de su partido, al que quiere más cercano al pueblo, más democrático. Con este fin se une a varios correligionarios para constituir la línea "Humanismo y Liberación". En las elecciones de octubre de 1983 gana la banca de diputado nacional. Es un verdadero triunfo de la democracia. Pero significa un gran esfuerzo para Augusto, desgastado ya en la búsqueda de su hijo y de todos los desaparecidos y en la contienda política. Tanto, que se quiebra emocionalmente. Son 9 años de lucha para superar una depresión que no lo abandona, que le exige un esfuerzo sobrehumano para cumplir los compromisos contraído, para ser el mismo Augusto feliz padre de familia, demócrata y cristiano. Hasta que el suicidio acaba con tanto dolor, para unirse a su hijo en la casa del Padre.
FECHAR
Comunicar erro.
Comunique à redação erros de português, de informação ou técnicos encontrados nesta página:
6 de Janeiro de 1981 - Instituto Humanitas Unisinos - IHU